Jamás pensé que se fuera tan pronto, aunque ya con sus 9 años y poco, y las canas en su hocico decían lo contrario. Pero ha sido muy grande el vacío que nos ha dejado, solo los que convivimos con perros, sabemos, lo que se puede a llegar a sentir por ellos. Todos nuestros perros que ya no están con nosotros, absolutamente todos, dejan huella, pero Anka era especial, ella no ha dejado huella, ha dejado un vacío que nos costará rellenar, no habrá perra igual!!!, de obediencia ciega, su cariño extremo, maestra excepcional y cazadora empedernida, son miles los adjetivos que le puedo adjudicar, pues era todo eso y más. Ha sido la mejor guardiana de nuestra casa, en sus últimos minutos de vida, de pronto se quedaba en silencio absoluto, para escuchar los ladridos de los perros callejeros "genio y figura hasta la sepultura".
En fin, mientras ella se debatía entre la vida y la muerte, en la otra perrera, Mulay estaba de parto, ¡que dilema! entre la tristeza y la alegría de una nueva vida que ha nacido, Un macho precioso, he hemos bautizado como León y ya conoceréis en otra entrada.