


Con mi atuendo típico pajaril, toda de verde como veis, nos dirigimos hacia la finca donde íbamos a ver los cortejos y "sufrimientos" de lo ciervos. Pero ante todo, era fundamental, reponer provisiones, para ello nos metimos entre pecho y espalda, dos bocatas gigantes de chorizo ibérico, acompañado de donuts, y roscos de anis. ¡Vamos, que hambre no pasamos!
Allí, fue magnífico, cada uno con un "pepino", sacamos fotos y fotos, yo hice lo que pude, pues no me hago todavía al tamaño y sobre todo al peso de la camarita con el objetivo. Lo pasamos genial, eso sí!!! en los momentos culminantes, como es la monta y pelea de ciervos, nos quedamos los dos, sin fotos en la tarjeta, recibimos la visita del guarda... total, que nos quedamos sin las instantaneas, pero como vamos a repetir la salida, esperamos poder sacar de lo mismo, y de lo que falta. Os pongo un par de fotos de las que yo hice, hombre, sin comparación con las de Juan, pero lo que importa es la intención, y sigo aprendiendo que para eso tengo el profesor en casa.